En las bancas del parque cerca del río 1
desde la edad tercera observamos atónitos
cómo se dejan caer sobre la ciudad entre el sexual aire húmedo
las parejas de jóvenes, la novísima y ávida
En las bancas del parque cerca del río 5
bajo su áspera música alada y despliega
su carnaval de amor rápido.
Qué armonía y plenitud tienen los cuerpos dorados,
vibrantes en un segundo de dicha orgásmica.
Vienen a lo que vienen.10
Ellos sí de verdad llegaron para comerse este mundo.
Luego obedecerán a la sombría esclavitud del trabajo,
al sistema de hierro que los obliga a esforzarse
y a consumir hasta la muerte.
Mientras tanto 15
no es un lugar común en su caso:
quienes vuelan y danzan y se acoplan
son las termitas.
Y poco a poco devoran el viejo centro de Nueva Orleans sus
mandíbulas.
Fauces feroces como taladro implacable.20
Insectos inmunes
a los venenos conocidos.
Para iniciar el siglo XXI
las invencibles termitas
se perpetúan sin sosiego en su coito unánime.25
Nos creímos los dueños de este planeta:
ante ellas
no somos ni siquiera dioses caídos:
sólo un puñado de polvo
(el polvo que hacen con pico y pala sus fauces)30
en las bancas del parque cerca del río.
Pacheco, José Emilio. "Comerse el mundo." Tarde o temprano: 1958-2009. 1 ed. Barcelona: Tusquets Editores, 2010. pp. 604-05.
Primera edición en: Pacheco, José Emilio. Siglo pasado (desenlace): poemas, 1999-2000. México: Ediciones Era, 2000.
24 En la edición del 2000 este verso aparece como «las invencibles».