Nuestra gente ha hecho observaciones
científicas muy profundas
—me está diciendo la Luna Azul—
Por ese afán de conocimiento
(la contemplación de la Naturaleza)
ha revelado el nombre de todo lo existente
en la Tierra y el Universo
Nos dicen: El Ser Humano viaja por la Vida
con un mundo investido de gestualidades
que se expresa antes que el murmullo inicial
entre el espíritu y el corazón
sea realmente comprendido
Poco a poco, con la creciente experiencia
el encuentro con la Palabra de los otros
los colores, los aromas, las texturas
la Visiones
la impresión que nos producen las cosas
y el misterio de los Sueños
dicho murmullo se transforma en un lenguaje
que resume la presencia de los Antepasados
y la de cada uno en particular
con su actualidad, la creación
y toda la potencialidad de su futuro
A mayor Silencio y consiguiente
Contemplación
más profundo será el entendimiento
del idioma de la Naturaleza
y mayor la capacidad de síntesis
de los Pensamientos, y de sus formas
con las que vamos reafirmando
la arquitectura de la poesía
el Canto necesario para convivir
con nosotros mismos y con los demás
Así, nuestra incipiente sabiduría
nos enseña que la Vida
es la expresión de la dualidad
En el mirar aquí y hacia arriba
comprobamos que somos, cada cual
constelaciones del cosmos exterior
e interior
Somos un cuerpo efímero
que buscando su correspondencia
con lo visible e invisible
proyecta su energía/ su espíritu
hasta lo inimaginable
aferrados a la senda marcada
por puntos luminosos
también externos e internos, llamados:
Estrellas
(En mis Sueños, así me está hablando
la Luna Azul).
Chihuailaf, Elicura. “Sueño de luna azul.” Sueños de luna azul. Santiago: Editorial Cuatro Vientos, 2008. pp. 11-15.