Que no se acaben mis lágrimas, dice
la Luna Azul
Que mi llorar es la Ternura
de mis pensamientos
que se refleja en las nubes brillando
desde el Sol
En mi escalera de plata duermen
las serpientes voladoras
conversan los animales y las piedras
y las montañas y las flores rememoran
sus aromas
abrazando su corazón de mar
¿Escuchan? Con el aliento de las estrellas
y de los ríos
late en mi regazo el espíritu del Ave Azul
En madrugada, mirándome, ¿escuchan
el gemir del Universo?
En el hablar de la penumbra
¿recuerdan aún mi palidez?
Grande sería mi sentimiento si ustedes
—mis hijas, mis hijos—
desdeñado el Amor, se olvidaran de mí
Si así fuera ¿habría de acabarme entonces?
Más, si Genmapun / el Dueño de la Tierra
dice que viva, viviré
y por todas partes he de ir con estos Sueños
por todas las tierras he de andar
en vuestros pechos de metal arrullador
Lejana quedará mi pena, resollando
en las cuerdas en que cantan
los arreboles de la mañana
y en el arco iris que sostiene
nuestro ritual de luz
Oo!, Genechen, que mis lágrimas sigan
resplandeciendo en nuestras joyas
Que en su infinito continúe sonriendo
mi Ternura.
Chihuailaf, Elicura. “Lágrimas de luna azul.” Sueños de luna azul. Santiago: Editorial Cuatro Vientos, 2008. pp. 121-23.