Estamos aquí, hermanos/hermanas
cisnes de alas extendidas
ofreciendo blanco perfecto al cazador
El aire pedimos nada más, el último aire
el respiro para el vuelo que espera
Lejos estamos, ¿mucha la distancia
para estas alas viejas?
Pere crece la bandada
¡A aletear pequeños cisnes!
el planeo, la tierra ganaremos
la tarde del retorno
(¿no es acaso la tarde como la vejez
la hora en que el día y la gente
desean morir en paz?)
Sopla el viento del mar en un país extraño
pero nosotros no olvidamos
el olor de los canelos y arrayanes
que llenaban los pulmones
En la ciudad, canarios de verdades últimas
intentan aprehender nuestros susurros
mas en sus jaulas, resentidos, sólo gritan/gritan
Sopla el viento sur en la memoria
cuando allí —la realidad—
el viento norte golpea mis mejillas
(¿puede alguien —quién— poner la otra?)
¡Viene el Puelche!, el viento del Este
ha llegado la hora de retornar
Bebemos muzay, de vertientes
agua beberemos
¡La cordillera! Pero dónde el verdor
del Valle, y el nido
cisnes solemnes ¿y a punto de desaparecer?
Chihuailaf, Elicura. “Antes desaparecieron (a) nuestros hermanos / (a) nuestras hermanas Selknam.” SuenĖos de luna azul. Santiago: Editorial Cuatro Vientos, 2008. pp. 81-83.