Ecopoesia

Poema del momento extranjero en la selva

Pablo A. Cuadra

       (A varias voces.)

En el corazón de nuestras montañas donde la vieja selva

devora los caminos como el guás las serpientes

donde Nicaragua levanta su bandera de ríos flameando entre tambores

[torrenciales

allí, anterior a mi canto

anterior a mí mismo invento el pedernal

y alumbro eli verde sórdido de las heliconias,

el hirviente silencio de los manglares

y enciendo la orquídea en la noche de la toboba.

Llamo. Grito. ¡Estrella, ¿quién ha abierto las puertas de la noche?

Tengo que hacer algo con el lodo de la historia,

cavar en el pantano y desenterrar la luna

de mis padres. Oh! ¡Desata

tu oscura cólera víbora magnética,

afila tus obsidianas tigre negro, clava

tu fosforescente ojo ¡allí!

    En la médula del bosque

    500 norteamericanos!

 

Vienen marchando.

Cantan entre sotocaballos y ñámbaros

Cantan al paso y caen

desde las altas copas las últimas lunas nicaragüenses.

 

(Rojas lapas hablan lenguas locas.)

En el corazón de nuestras montañas 500 marinos entran con ametralladoras.

Oigo voces.

    Tú ngala del sapo

    Túngala

    ngala Tú

Andrés Regules —"tu escopeta era prohibida"—

Ahora cuelgas del manglar.

Orlando Temolián

Fermín Maguel (túngala, túngala).

Acripena, su esposa (todos mískitos)

más altas que las palmeras las llamas del caserío.

 

Quinientos norteamericanos hacen la guerra.

 

Los árboles tienen su fruto en secreto.

Oigo voces

    Tú ngala

    ngala Tú

Los niños en los pipantes

navegan huérfanos.

 

Pero hemos dicho que la selva es un viejo animal sobre la tumba de

[nuestros muertos

Hemos dicho que en el árbol de la noche el silencio empolla gavilanes

[furiosos.

Oigo voces.

Túngala, grita el sapo

Túngala,clama el sapo-buey

Top, top, top, atestigua la iniquidad

el gran pájaro del sotocaballo.

Y vemos llegar al Pálido,

al Ojeroso-del-Alba con sus nubes de mosquitos zumbando y saliendo de

                [las cuencas de su calavera

Y oímos sonar sus diminutos clarines

de pantano en pantano.

Ah, vosotras!, neblinas húmedas

—grita—. ¡Ah!, nubes húmedas

nubes de inextinguible estridencia

Finas espadas de la fiebre

Anófeles

ínfimas águilas del pequeño escudo pisoteado

"e plúribus unum"

¡ Ah!

    …presenciamos

el retiro precipitado de 500 norteamericanos

pálidamente derrotados

quemadas las sangres por la última llama del rancho de Acripena,

temblando el frío de la muerte Andrés Regules,

el frío de la muerte de Orlando Temolián,

de Fermín Maguel (todos mískitos)

500 norteamericanos van huyendo,

maláricos

rastros perdidos de pantano en pantano

delirantes

Túngala

Tú ngala

El gran sapo salta, compadre,

La lluvia llama otra vez.

Oigo voces: las arañas azules

tejen una nueva bandera virgen.

Anterior a mi canto

anterior a mí mismo,

en el corazón de nuestras montañas

donde invento el pedernal y alumbro

bajo el verde sórdido de las heliconias

bajo el hirviente silencio de los manglares

sus blancos huesos delicadamente pulidos por las hormigas.

                   (A lamicamba.)

 

 

 

Cuadra, Pablo Antonio. "Poema del momento extranjero en la selva." Poemas nicaragüenses. Santiago: Editorial Nacimiento, 1934.




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