Ecopoesia

Permanencia de los jardines

Gioconda Belli

                                                              a Carlos

 

En el enrevesado espeso matorral de mis floraciones

has laborado embriagado de almizcles.

No hay almácigo desperdiciado en este amor

donde a diario te desafío

a que encuentres el brote más reciente.

Nunca dije que sería un jardín de senderos bien

            delineados.

Me constituí como un jardín tropical y húmedo

con especies imposibles de clasificar

pues siempre quise poner a prueba tus intenciones de

            jardinero

domador de plantas y exterminador de plagas.

Te he asaltado por los cuatro costados con enredaderas

            tumultuosas

Y huelenoches de belleza mortífera

Y he abierto hojas como alas de sueños selváticos en los

            árboles plácidos

que sembraste alrededor de la casa.

En tu alcoba de macho cabrío introduje violetas africanas

y rodeé de jazmines indios los bordes infranqueables

            ventanas

—esas que ahora el perfume traspasa con ruido de vidrios

            rotos—

¡Qué bien has soportado, mi amante, amadísimo, cuanta

            prueba te puse!

Dócil jamás, crezco ahora sin embargo sobre el techo de la casa

Y abrazo esta dulce, fogosa extensión que habitamos

La defiendo con cercos de espinas

Instalo surtidores

Para que no la marchite

Ni la más cruel de las estaciones.

 

 

 

Belli, Gioconda. “Permanencia de los jardines.” Mi íntima multitud. Madrid: Visor Libros, 2003. pp. 9-10.




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