Un zopilote con un pedazo de carne roja en el pico
parecía estarse comiendo su propio pecho.
Los senos de ella se desparramaban
sobre su vientre como dos serpientes.
Un perro amarillo lamía las sombras de las piedras,
el perro sin dueño del amor hambriento.
En el llano silbaba una máquina invisible.
Pasaba el ángel de los misterios cotidianos,
viajando misterioso y sin maletas
en el tren del mediodía.
Aridjis, Homero. “Antibucólica.” Poemas solares: Solar Poems. San Francisco: City Lights Books, 2010. p. 142.