Ecopoesia

No puede ser así

Javier Dávila Durand

No se puede vivir bajo un árbol 

espléndido 

cortándole las ramas y a la vez su sombra, 

aprovechándole sus frutos 

sin alcanzarle nunca algo de aura buena, 

y de este modo, 

algo de aprecio y de afecto, 

algo de abono, 

 algo de tu alma si le acariciaras 

el alma que resguarda la corteza, 

algo de agua que le dé a la raíz más energía. 

Entonces le sabrías siempre de ánimo 

y de ánimas ligadas al cielo 

y tu alegría de hombre humano. 

 

No se puede vivir impunemente bajo un árbol 

generoso y útil, 

y del que te aprovecharás alguna vez 

de su integridad íntegramente: 

de la raíz a las copas, 

de cada hoja y su maestría de retener 

para sí 

un poco de sol y de lluvia, 

de sus flores que expresan 

la diversidad de luz del firmamento, 

de su sombra del día 

y de su sombra de la tarde. 

Por las noches será de ti  

la ternura y la sensatez del aire alisio 

que agita el pabellón de sus ramas 

 

No se puede vivir impunemente bajo un árbol 

que solo crece para merecerte. 

Para que sea tuyo 

el volumen de mina de madera 

que te la alcanza 

y así puedas construir tu puente a la esperanza, 

los muebles de tus días: 

armario, sillas, tu mecedora amiga, 

una casa de puertas y ventanas por donde entrará 

el cielo, la brisa, el paisaje, la luz, 

los espacios que hacen el conjunto de tu reino, 

y bajo cuyo regazo, 

la mesa del júbilo disfrutándola en familia y amigos 

y con quienes puedes firmar un comunicado 

a favor de la vida 

y del gozo de ser ciudadanos capaces de celebrar 

el cumpleaños de un árbol, 

brindando con un vaso de vino cristiano. 

 

 

 

Dávila Durand, Javier. “Não puede ser a.” La jungla de oro. Iquitos: Tierra Nueva Editores, 2008. p. 13. 

 




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